!Por fin tengo tiempo de colgar un
post nuevo! Han sido unas semanas un tanto estresantes desde el punto de vista
laboral; a lo que además tengo que añadir un fantástico constipado de esos que
te dejan el cuerpo agotado y la cabeza llena de “mocos”.
Sin embargo hoy algo ha cambiado…
Los antibióticos han ejercido por fin su poder curativo y diez horas de sueño
reparador me han devuelto casi por completo las fuerzas perdidas. Al abrir los
ojos, escurrirme con cuidado de la cama y acercarme al salón, he descubierto
una soleada mañana de domingo. Todavía es temprano, no hay ruido en la calle y
toda la casa desprende un maravilloso aroma de tranquilidad. Indudablemente
trata de mi momento favorito para reflexionar, poner mi cerebro a trabajar y
escribir unas líneas. De esta forma, cojo mi portátil, me acurruco entre los
mullidos cojines del sillón y me pongo “manos a la obra”.
Hoy os traigo una tarta muy
original y algo diferente en cuanto decoración se refiere. La elaboré por encargo de mi amiga Marta para
celebrar su cumpleaños con la familia.
Lo que me encanta de Marta es que
se fía de mis excentricidades reposteras y me permite imaginar tartas
divertidas casi con total libertad. En esta ocasión solo me puso dos
condiciones: bizcocho de plátano y relleno con chocolate. Ciertamente acertó
con la elección de los ingredientes principales, ya que el plátano marida
especialmente bien con el chocolate, y cuanto más intenso, mucho mejor.
Como es habitual, en primer lugar
me concentré en la elaboración de los bizcochos. Elegí la receta del bizcocho
de yogur tradicional, ya que el resultado es muy esponjoso pero con la
suficiente firmeza como para aguantar las capas superpuestas y el relleno de la
tarta. Por supuesto, no podía olvidar al principal protagonista del encargo,
por lo que introduje ligeros cambios en la receta original y le añadí plátano machacado y una generosa
ración de pepitas de chocolate.
Tengo que deciros que el
resultado del bizcocho fue fabuloso. Durante el horneado la cocina quedó
envuelta por un aroma a plátano y chocolate que hizo a mi estómago despertar y
preguntar por la merienda!
Os animo a que hagáis este tipo
de recetas que incorpora fruta fresca, ya que son ideales para merendar o
desayunar, y no necesitan ningún tipo de relleno o crema para ser
extraordinariamente jugosos y deliciosos. Pero recordad que en el caso del
plátano debéis usar piezas muy maduras, puesto que en caso contrario no aportan
tanto sabor al conjunto final. Por esta razón se trata de una opción buena
para aprovechar esa fruta algo “pasada” que ya no apetece comer en estado
crudo.
Una vez horneados los bizcochos,
aproveché el tiempo de enfriamiento para hacer el relleno. En esta ocasión me
apetecía huir de las cremas un tanto empalagosas de mantequilla, por lo que me
decanté por una trufa. Os recuerdo que la segunda condición que Marta me impuso
fue el relleno de chocolate, por lo que elegí una tableta con alto porcentaje
de cacao y la derretí junto con nata de repostería (35% materia grasa). Una vez
conseguida una crema perfectamente integrada y homogénea, la dejé enfriar unos
30 minutos en el frigorífico. Tras este tiempo de espera, solo hay que montar
la crema de la misma forma que montamos una nata, es decir, con varillas y
velocidad alta, hasta conseguir la textura tipo helado. Llegados a ese punto,
la trufa adquiere un tono marrón más claro y una textura ligera, llena de aire,
como si de nubes se tratase.
A continuación, solo queda montar
y decorar la tarta. Para ello, colocamos la primera capa de bizcocho y vamos
añadiendo la trufa entre cada capa.
Para la decoración exterior se me
ocurrió una idea diferente, algo que no había probado hasta la fecha pero que
resultó un éxito rotundo. No tenía claro como cubrir la tarta, ya que la mezcla
de plátano y trufa es suficientemente potente por sí misma y no necesita una
cobertura tipo ganache o crema de mantequilla para aportarle sabor o jugosidad.
Por esta razón decidí experimentar
con el merengue italiano. Este fue la primera vez que empleé el merengue como
cobertura y elemento decorativo, y sinceramente el resultado superó ampliamente
mis expectativas.
Un par de detalles respecto del
merengue. Existen varios tipos de merengue, cuya diferencia radica en la forma
de combinar las claras y el azúcar. Si el objetivo es hacer una crema de cobertura,
y más especialmente si pretendemos realizar algún tipo de decoración con manga,
es importante elegir un merengue altamente estable. En mi caso, me decanté por
el merengue italiano, cuya preparación se basa en agregar el azúcar en forma de
almíbar hirviendo sobre las claras semi-montadas. Este proceso es delicado, ya
que el almíbar debe añadirse en forma de hilo y evitar que entre en contacto
con las varillas en movimiento. En caso contrario, el azúcar cristaliza y puede
echar a perder toda la preparación. Yo os animo a que lo preparéis, ya que el
resultado es una crema de un blanco increíblemente intenso y con brillo y una
firmeza fantásticas.
Por último solo quiero recordaros
que cuando empleéis claras de huevo crudas, es muy importante que estas sean
pasteurizadas para evitar riesgos para la salud de vuestros invitados. Son muy
fáciles de conseguir; las podéis encontrar en la zona de refrigerados de la
mayoría de los supermercados y su precio es totalmente asequible.
Después de este pequeño consejo
sobre manipulación de alimentos en repostería, os cuento como terminé mi tarta.
Simplemente cubrí la tarta completa con una capa generosa de merengue y procedí
a tostarlo ligeramente con el soplete. A continuación introduje el resto de la
cobertura en una manga con boquilla de estrella abierta y decoré la parte
superior con unas rosas grandes. Por supuesto, el toque de soplete no podía
faltar también en las rosas, ya que aporta firmeza al acabado final y un
aspecto muy bonito y elegante.
Para terminar y dar un toque divertido
a todo el conjunto, coloqué unas cucharas de chocolate que hice yo misma con la
ayuda de un molde de silicona.
¿Qué os parece el resultado
final? En mi opinión es una de las tartas más bonitas que he hecho hasta la fecha y ni que decir tiene que el
sabor resultó espectacular. La intensidad de la mezcla de plátano y chocolate
se equilibra a la perfección con la esponjosidad y ligereza del merengue… Sin
lugar a dudas, se trata de una combinación que volverá a pisar mi cocina.
Feliz semana a tod@s!!
P.D. Muchas gracias Marti por
permitirme experimentar y hacerme estos encargos tan divertidos. :)