domingo, 22 de marzo de 2015

Post express y tarta Red Velvet con M&M

Buenos días a tod@s! 

Hoy os traigo un post rápido, escrito mientras viajo en el AVE camino de la maravillosa ciudad de Barcelona. Ojalá pudiera decir que se trata de un viaje de placer, pero una vez más y como ocurre en la mayor parte de las ocasiones, mi periplo por tierras catalanas tiene como objetivo una reunión de trabajo.

¿No os encanta viajar el tren? A mí me parece una de las mejores formas para viajar, ya que además de cómoda y rápida, me resulta totalmente encantadora. Cada vez que subo al tren me envuelve un aroma de nostalgia de tiempo pasados, incluso de experiencias no vividas, pero que vienen a mi mente cada vez que me acomodo en los mullidos asientos. Aventuras a bordo de vagones clásicos, con mobiliario de madera, molduras relucientes y el repetitivo traqueteo de una locomotora de vapor. ¿Quién no recuerda los asesinatos del Orient Express, los viajes pomposos y elegantes de las clases altas parisinas en la Europa del siglo XVIII o el vagón circense, mugriento y lleno de serpientes en el que se ve inmerso un joven Indiana Jones? El tren es un escenario clásico para contar historias, ya sean reales o ficticias, pero siempre cargadas de intriga, emociones y misticismo.
Personalmente todavía recuerdo con cariño los viajes que hacía de niña a Madrid para visitar a mi familia. Aquellos Talgos, no tan cómodos y rápidos como el actual AVE, me resultaban fascinantes, y recuerdo perfectamente la emoción de subir los altos escalones del vagón entremezclada con la espera de volver a ver a primos y abuelos a la llegada.
Bueno, tras este breve ensayo sobre las bondades de viajar en tren, os cuento rauda y veloz mi última receta-encargo. Esta vez no hay grandes innovaciones ni dosis de creatividad; de hecho hoy vuelvo a repetir la tarta de chocolate por excelencia entre mis amigos: RED VELVET.

No me gusta repetir recetas, pero esta vez creo que la ocasión lo merece y además me gustaría compartir con vosotros una decoración muy divertida, que puede resultar perfecta para una tarta de cumpleaños infantil.
Tras el éxito rotundo de mi primera RED VELVET, mi amigo Carlos volvió a encargarme otra tarta igual para su cumpleaños. Él adora el chocolate por encima de todas las cosas, hasta el punto que las excursiones al Pirineo Francés, concretamente a la localidad de Oloron, son de obligado cumplimiento varias veces al año. Y vosotros os preguntaréis la razón de esta extraña y repetitiva peregrinación… Podría deciros que somos grandes aficionados a la montaña, cosa que es totalmente cierta, pero la elección de este destino no es otra que visitar la fábrica de chocolate de Lindt para cargar el maletero del coche con kilos y kilos de bombones y tabletas de todos los porcentajes de cacao imaginables.

Pues bien, como no podía ser de otra forma, su tarta de cumpleaños fue una red velvet “súper chocolateada”, para lo cual incrementé ligeramente la cantidad de cacao puro en la masa del bizcocho. Como sabéis esta tarta suele ir acompañada por un frosting de queso crema, pero en está ocasión fue sustituido por la tradicional nata montada, un recurso siempre disponible y francamente delicioso. El resultado fue fantástico; la mezcla del sabor intenso del bizcocho junto con la suavidad de la nata, me recordaban a tarta Selva Negra, uno de los clásicos por excelencia en el mundillo repostero.
Como colofón a este encargo de cumpleaños chocolateado, y para hacer sonreír a ese “niño grande” que es nuestro Carlos, decoré la parte superior de tarta con M&M’s y crocanti de almendra en los laterales. Así conseguí dar un toque de color maravilloso, que además aportó mucha alegría al conjunto final y dio un “extra de chocolate”, nunca excesivo para el paladar de nuestro cumpleañero favorito.


Espero que os haya gustado este post “express”, escrito desde un tren y cargado de anécdotas, colorines y, por supuesto, mucho chocolate.

Besos! :)






domingo, 15 de marzo de 2015

Experimentado con merengue y tarta de plátano y chocolate

!Por fin tengo tiempo de colgar un post nuevo! Han sido unas semanas un tanto estresantes desde el punto de vista laboral; a lo que además tengo que añadir un fantástico constipado de esos que te dejan el cuerpo agotado y la cabeza llena de “mocos”.
Sin embargo hoy algo ha cambiado… Los antibióticos han ejercido por fin su poder curativo y diez horas de sueño reparador me han devuelto casi por completo las fuerzas perdidas. Al abrir los ojos, escurrirme con cuidado de la cama y acercarme al salón, he descubierto una soleada mañana de domingo. Todavía es temprano, no hay ruido en la calle y toda la casa desprende un maravilloso aroma de tranquilidad. Indudablemente trata de mi momento favorito para reflexionar, poner mi cerebro a trabajar y escribir unas líneas. De esta forma, cojo mi portátil, me acurruco entre los mullidos cojines del sillón y me pongo “manos a la obra”.


Hoy os traigo una tarta muy original y algo diferente en cuanto decoración se refiere.  La elaboré por encargo de mi amiga Marta para celebrar su cumpleaños con la familia.

Lo que me encanta de Marta es que se fía de mis excentricidades reposteras y me permite imaginar tartas divertidas casi con total libertad. En esta ocasión solo me puso dos condiciones: bizcocho de plátano y relleno con chocolate. Ciertamente acertó con la elección de los ingredientes principales, ya que el plátano marida especialmente bien con el chocolate, y cuanto más intenso, mucho mejor.
Como es habitual, en primer lugar me concentré en la elaboración de los bizcochos. Elegí la receta del bizcocho de yogur tradicional, ya que el resultado es muy esponjoso pero con la suficiente firmeza como para aguantar las capas superpuestas y el relleno de la tarta. Por supuesto, no podía olvidar al principal protagonista del encargo, por lo que introduje ligeros cambios en la receta original  y le añadí plátano machacado y una generosa ración de pepitas de chocolate.

Tengo que deciros que el resultado del bizcocho fue fabuloso. Durante el horneado la cocina quedó envuelta por un aroma a plátano y chocolate que hizo a mi estómago despertar y preguntar por la merienda!
Os animo a que hagáis este tipo de recetas que incorpora fruta fresca, ya que son ideales para merendar o desayunar, y no necesitan ningún tipo de relleno o crema para ser extraordinariamente jugosos y deliciosos. Pero recordad que en el caso del plátano debéis usar piezas muy maduras, puesto que en caso contrario no aportan tanto sabor al conjunto final. Por esta razón se trata de una opción buena para aprovechar esa fruta algo “pasada” que ya no apetece comer en estado crudo.

Una vez horneados los bizcochos, aproveché el tiempo de enfriamiento para hacer el relleno. En esta ocasión me apetecía huir de las cremas un tanto empalagosas de mantequilla, por lo que me decanté por una trufa. Os recuerdo que la segunda condición que Marta me impuso fue el relleno de chocolate, por lo que elegí una tableta con alto porcentaje de cacao y la derretí junto con nata de repostería (35% materia grasa). Una vez conseguida una crema perfectamente integrada y homogénea, la dejé enfriar unos 30 minutos en el frigorífico. Tras este tiempo de espera, solo hay que montar la crema de la misma forma que montamos una nata, es decir, con varillas y velocidad alta, hasta conseguir la textura tipo helado. Llegados a ese punto, la trufa adquiere un tono marrón más claro y una textura ligera, llena de aire, como si de nubes se tratase.



A continuación, solo queda montar y decorar la tarta. Para ello, colocamos la primera capa de bizcocho y vamos añadiendo la trufa entre cada capa.
Para la decoración exterior se me ocurrió una idea diferente, algo que no había probado hasta la fecha pero que resultó un éxito rotundo. No tenía claro como cubrir la tarta, ya que la mezcla de plátano y trufa es suficientemente potente por sí misma y no necesita una cobertura tipo ganache o crema de mantequilla para aportarle sabor o jugosidad.
Por esta razón decidí experimentar con el merengue italiano. Este fue la primera vez que empleé el merengue como cobertura y elemento decorativo, y sinceramente el resultado superó ampliamente mis expectativas.



Un par de detalles respecto del merengue. Existen varios tipos de merengue, cuya diferencia radica en la forma de combinar las claras y el azúcar. Si el objetivo es hacer una crema de cobertura, y más especialmente si pretendemos realizar algún tipo de decoración con manga, es importante elegir un merengue altamente estable. En mi caso, me decanté por el merengue italiano, cuya preparación se basa en agregar el azúcar en forma de almíbar hirviendo sobre las claras semi-montadas. Este proceso es delicado, ya que el almíbar debe añadirse en forma de hilo y evitar que entre en contacto con las varillas en movimiento. En caso contrario, el azúcar cristaliza y puede echar a perder toda la preparación. Yo os animo a que lo preparéis, ya que el resultado es una crema de un blanco increíblemente intenso y con brillo y una firmeza fantásticas.
Por último solo quiero recordaros que cuando empleéis claras de huevo crudas, es muy importante que estas sean pasteurizadas para evitar riesgos para la salud de vuestros invitados. Son muy fáciles de conseguir; las podéis encontrar en la zona de refrigerados de la mayoría de los supermercados y su precio es totalmente asequible.





Después de este pequeño consejo sobre manipulación de alimentos en repostería, os cuento como terminé mi tarta. Simplemente cubrí la tarta completa con una capa generosa de merengue y procedí a tostarlo ligeramente con el soplete. A continuación introduje el resto de la cobertura en una manga con boquilla de estrella abierta y decoré la parte superior con unas rosas grandes. Por supuesto, el toque de soplete no podía faltar también en las rosas, ya que aporta firmeza al acabado final y un aspecto muy bonito y elegante.


Para terminar y dar un toque divertido a todo el conjunto, coloqué unas cucharas de chocolate que hice yo misma con la ayuda de un molde de silicona.
¿Qué os parece el resultado final? En mi opinión es una de las tartas más bonitas que he hecho  hasta la fecha y ni que decir tiene que el sabor resultó espectacular. La intensidad de la mezcla de plátano y chocolate se equilibra a la perfección con la esponjosidad y ligereza del merengue… Sin lugar a dudas, se trata de una combinación que volverá a pisar mi cocina.

Feliz semana a tod@s!!





P.D. Muchas gracias Marti por permitirme experimentar y hacerme estos encargos tan divertidos.   :)