Buenos
días a tod@s!
Hoy os traigo un post rápido, escrito mientras viajo en el AVE
camino de la maravillosa ciudad de Barcelona. Ojalá pudiera decir que se trata
de un viaje de placer, pero una vez más y como ocurre en la mayor parte de las
ocasiones, mi periplo por tierras catalanas tiene como objetivo una reunión de
trabajo.

Personalmente todavía recuerdo con cariño los viajes que hacía de niña a Madrid para visitar
a mi familia. Aquellos Talgos, no tan cómodos y rápidos como el actual AVE, me
resultaban fascinantes, y recuerdo perfectamente la emoción de subir los altos
escalones del vagón entremezclada con la espera de volver a ver a primos y
abuelos a la llegada.
Bueno,
tras este breve ensayo sobre las bondades de viajar en tren, os cuento rauda y
veloz mi última receta-encargo. Esta vez no hay grandes innovaciones ni dosis
de creatividad; de hecho hoy vuelvo a repetir la tarta de chocolate por
excelencia entre mis amigos: RED VELVET.
No me
gusta repetir recetas, pero esta vez creo que la ocasión lo merece y además me
gustaría compartir con vosotros una decoración muy divertida, que puede
resultar perfecta para una tarta de cumpleaños infantil.
Tras el
éxito rotundo de mi primera RED VELVET, mi amigo Carlos volvió a encargarme
otra tarta igual para su cumpleaños. Él adora el chocolate por encima de todas
las cosas, hasta el punto que las excursiones al Pirineo Francés, concretamente
a la localidad de Oloron, son de obligado cumplimiento varias veces al año. Y
vosotros os preguntaréis la razón de esta extraña y repetitiva peregrinación…
Podría deciros que somos grandes aficionados a la montaña, cosa que es
totalmente cierta, pero la elección de este destino no es otra que visitar la fábrica
de chocolate de Lindt para cargar el maletero del coche con kilos y kilos de
bombones y tabletas de todos los porcentajes de cacao imaginables.
Pues
bien, como no podía ser de otra forma, su tarta de cumpleaños fue una red
velvet “súper chocolateada”, para lo cual incrementé ligeramente la cantidad de
cacao puro en la masa del bizcocho. Como sabéis esta tarta suele ir acompañada
por un frosting de queso crema, pero en está ocasión fue sustituido por la
tradicional nata montada, un recurso siempre disponible y francamente
delicioso. El resultado fue fantástico; la mezcla del sabor intenso del
bizcocho junto con la suavidad de la nata, me recordaban a tarta Selva Negra,
uno de los clásicos por excelencia en el mundillo repostero.
Como
colofón a este encargo de cumpleaños chocolateado, y para hacer sonreír a ese
“niño grande” que es nuestro Carlos, decoré la parte superior de tarta con
M&M’s y crocanti de almendra en los laterales. Así
conseguí dar un toque de color maravilloso, que además aportó mucha alegría al
conjunto final y dio un “extra de chocolate”, nunca excesivo para el paladar
de nuestro cumpleañero favorito.
Espero
que os haya gustado este post “express”, escrito desde un tren y cargado de
anécdotas, colorines y, por supuesto, mucho chocolate.
Besos! :)
Tiene un aspecto fantástico, y vale para ir picando lacasitos de esos mientras se hace el café. Me gusta.
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