Como repostera aficionada
reconozco que me encanta el hecho de que nuestras ricas tradiciones
estén tan ligadas al mundo de la cocina, especialmente a la repostería.
¿Habéis caído en la cuenta de que cada día señalado
del calendario tiene un dulce asociado? El Roscón de Reyes, los
polvorones y mazapanes en Navidad, los huesos de santo y buñuelos de
viento en Todos los Santos, el “cinco” en la Cincomarzada…
La
lista resulta interminable, aunque bien es cierto que
las grandes cadenas de supermercados y panaderías se aprovechan de este
hecho para incrementar nuestra vena consumista y generar nuevos bocados
cargados de azúcar y crema pastelera. Yo soy de esas personas que se
deja engatusar y, arrastrada por ese amor a
los dulces, año tras año caigo en la tentación de los nuevos, y no tan
nuevos, “postres de calendario”.
Teniendo en cuenta los
antecedentes mencionados y mi ya reconocida adicción a hornear cupcakes
de los colores más inesperados, estoy segura que os imagináis con
facilidad a que he dedicado mi tiempo libre durante los
últimos días. Efectivamente! Me he dedicado a preparar delicias para
Halloween.
Esta celebración os puede
parecer un tanto ajena a nuestras tradiciones, pero sin embargo tiene
mucho más que ver con nuestras raíces de lo que se podría pensar. La
fiesta como tal, en la que los niños disfrazados
recorren las casas recolectando golosinas, la hemos heredado de
nuestros colegas estadounidenses. Sin embargo ellos, con raíces
holandesas y sajonas, la heredaron a su vez de los ancestrales cultos
celtas a los muertos. Ciertamente no es necesario viajar tanto
hacia nuestro pasado para ver esta relación; hoy en día existen
multitud de pueblos en el norte de España en los que la noche del día 31
de Octubre se celebran ritos y festividades tradicionales con un
marcado culto a la figura de los ancestros y a la muerte.
No espero dar ninguna clase magistral de historia, solo hago una
pequeña reflexión acerca de lo lejanas que nos parecen ciertas
celebraciones, y lo cercanas a nuestras raíces que están en realidad.
Dicho esto, paso a relataros
mis creaciones “aterradoras”. Comenzaremos por los cupcakes de brujas y
telarañas. Los primeros son unos fantásticos cupcakes de chocolate
intenso con una crema de canela cacahuete.
Como no podía ser de otra forma, los teñí de color naranja y los adorné
con unos sombreros de bruja de fondant. ¿No os resultan totalmente
encantadores a la par de terroríficos? Hicieron las delicias de mis
compañeros de trabajo y, debido a su éxito, tuve que
volver a prepararlos para una cena familiar de mi amiga Marta. En esta
ocasión, y por petición expresa de la anfitriona, sustituí la crema de
cacahuete por otra de naranja; algo más ligera y refrescante.
Para no encasillarme en el
mundo del chocolate, y para convencer a todos los niños de lo deliciosas
que son las frutas, mis segundos cupcakes son de base de plátano. Este
bizcocho es uno de los más jugosos que conozco;
además no es especialmente dulce y el plátano le confiere una
textura y una humedad maravillosas. Para contrastar con el sabor natural
de la fruta, elegí decorarlos con una crema de merengue suizo y unas
telarañas de chocolate negro.
No os dejéis asustar
por el término “suizo”, ya que este merengue es muy sencillo de
elaborar y tiene la gran ventaja de que emplea claras que se han
calentado previamente con el azúcar. De esta forma se obtiene un acabado blanco y
brillante, muy estable para decorar y que podéis conservar
fuera del frigorífico. Por esta razón, estos cupcakes resultan ideales para llevarlos a la
oficina o a una merienda fuera de casa.
Como colofón a mi semana
repostera, mi amiga y socia Isabel me encargó una tarta para su fiesta
de Halloween. Se trata de una tarta o “layer cake” de bizcocho de
vainilla, rellena con cremoso de café y chocolate. Como
decoración elegí una crema de chocolate blanco teñido de un fabuloso
tono naranja. La terminé con motivos de rosas, para que no perdiera esa
elegancia que caracterizan todos los eventos de Isabel… incluidas las
fiestas de disfraces más terroríficas! Teniendo
en cuenta cierta información que ha llegado a mis oídos, que además incluye
testimonio gráfico, la fiesta fue un éxito y tanto anfitriona como
invitados quedaron encantados con la tarta.
De momento esto ha sido todo
respecto a “Dulces de Calendario-primera parte”. No os relajéis
demasiado, ya que llega una época especialmente activa en cuanto a
repostería se refiere y tengo la intención de regalaros
más fascículos repletos de creaciones NAVIDEÑAS, llenas de colores,
copos de nieve y árboles de navidad.
Feliz semana a tod@s!! :)
P.D. Se de buena tinta que
Isabel preparó unos cake-pops “de miedo” para su fiesta, de los cuales
espero recibir fotos en los próximos días! :)
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