jueves, 9 de octubre de 2014

En busca del MACARON PERFECTO: macarons de chocolate con relleno cremoso de moka

¿Cómo hacer un macaron perfecto y no morir en el intento? Esta pregunta me la he planteado muchas veces, he consultado recetas de todas las clases y hecho alguna que otra prueba; hasta que un día… Abres el horno con mirada recelosa y cargada de expectación, y aparecen unos macarons idénticos, lisos y brillantes: PERFECTOS. Además, tras probar el primero te das cuenta de que son crujientes en la superficie pero muy esponjosos por dentro; es decir, una maravilla transformada en pequeño y delicioso bocado.





Antes de desvelar más detalles del post de esta semana, vamos con un poco de historia y cultura gastronómica. En mi largo periplo en busca del macaron perfecto, he descubierto que este dulce tiene su origen en Italia, pero  fue la corte Francesa del sigo XVI la que extendió su consumo, convirtiéndolo en un postre popular entre las damas distinguidas de la alta sociedad. Inicialmente se servían las galletitas o “tapitas” de forma individual y no fue hasta el siglo XIX cuando comenzaron a rellenarse, transformándolos en unos mini-sándwich dulces y ligeros que, desde entonces, son servidos en las confiterías más exclusivas. 



Como veis me encanta navegar por internet, consultar blogs y bucear en los libros de repostería que cada día se reproducen en mi pequeña biblioteca. Tomo cientos de notas, contrasto cantidades y cuando creo que tengo la receta perfecta, me marcho a la cocina, me pongo el delantal y… soy incapaz de seguir los pasos al pie de la letra! Por mucho que me lo proponga, siempre termino añadiendo algún ingrediente adicional, cambiando las cantidades de los mismos o experimentado con los tiempos de cocción y enfriamiento. Debido a esta creatividad he dado con fórmulas fantásticas, gracias a las cuales me permito decir, no sin cierto orgullo, que son “algo mías” (véase por ejemplo “mi” bizcocho de zanahoria especiado que colgué la semana pasada).
Esta falta de rigor repostero tiene algunas desventajas, siendo la mayor mis intentos fallidos de macarons. Tras hacer ligeras modificaciones de la receta, he conseguido unas maravillosas galletitas agrietadas de color naranja. Ciertamente el sabor a almendra y naranja era bueno, pero francamente no se parecían en nada a lo que yo buscaba… si, este caso es la excepción que confirma la regla: experimentad, dejad volar vuestra imaginación, pero nunca con los macarons! Seguid la receta y consejos de forma literal y, si las condiciones de humedad y  temperatura son buenas, y vuestro horno no se ha despertado con el pie izquierdo, conseguiréis un resultado magnífico.


Sin embargo tengo que advertiros que una vez que das con el macaron perfecto, es complicado no engancharse a la “macaron-manía”, o lo que es lo mismo, no poder parar de explorar las infinitas posibilidades de sabores y colores que nos ofrecen. Yo los he hecho rosas, marrones , naranjas… de chocolate, café, fresa… Los colorantes resultan fantásticos para darles una apariencia espectacular y se pueden rellenar tanto de buttercream, como de chocolate o incluso incorporar algún fruto rojo. Solamente os daré un consejo, no abuséis de los extractos en la elaboración de la masa, ya que deben tener un sabor intenso a almendra y no merece la pena enmascararlo con aditivos artificiales.


Ciertamente no es la primera vez que elaboro estas delicias, pero en esta ocasión eran para un evento especial y decidí transformarlos en pequeños detalles. En este caso, son de chocolate con relleno cremoso de moka; sencillos y delicados.
Los invitados de cualquier evento quedarán encantados si reciben como recuerdo un paquetito lleno de color, sabor y dulzura; ¿qué mejor manera de acordarse de ese día señalado? Se me ocurren muchos ejemplos: macarons rosas de fresa para la comunión de una niña, azules rellenos chocolate banco para un bautizo de un nene, de colorines para un cumpleaños o merienda… hay tantas posibilidades como colores y sabores.
Y para animar a los escépticos pero de carácter práctico, os diré que esta clase de detalles no suelen sobrevivir al día del evento. Puedo garantizar y garantizo que a la mañana siguiente no tendréis que pensar donde colocarlos en el salón, ya que nadie puede resistirse a un MACARON PERFECTO.




P.D. Ya tenemos tarjetas de visita. Son tan monas como nuestras creaciones reposteras :)


1 comentario:

  1. ¡Que lujo de presentación!... dan ganas de comerse hasta el celofán.

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