Como toda “maña”
que se precie me encantan las Fiestas del Pilar. Cada año, cuando se acerca el
mes de octubre, empiezo a pensar en esta fecha tan señalada y especial que
adorna el calendario de los aragoneses.
Ciertamente el
programa de actividades es similar temporada tras temporada y quizás, debido a
esta crisis nuestra que nos acompaña, la oferta festiva ha decaído algo y no
hay tanta variedad como en tiempos más opulentos. Sin embargo, lo que nunca
decae a pesar de los momentos duros, es el carácter de la gente y las ganas de
echarse a la calle; llueva, haga viento o tengamos que apretarnos algo más el
cinturón a final de mes.
En mi caso, lo que
más me gusta de las fiestas es salir a la calle, sin destino claro, y pasear
durante horas por la ciudad, asimilando los colores, los olores y el ambiente
de felicidad que se respira por todos los rincones. Allá donde uno mire, el
rojo y negro de los cachirulos se impone por encima de todos los colores, y los
maños, ya sean “de la tierra” o foráneos, llevan con orgullo este símbolo
zaragozano.
Este año el
calendario de vacaciones no ha acompañado mucho, y nos ha tocado trabajar toda
la semana mientras la ciudad se vestía de gala. Pero por fin ha llegado el
sábado y he podido escaparme al centro, a sentir el ambiente festivo en todo su
esplendor: gigantes y cabezudos, cachirulos por doquier, música en la calle,
puestos callejeros de artesanía y gastronomía, y cientos de personas paseando y
aprovechando los últimos coletazos de buen tiempo que nos da el otoño… una
maravilla que me llena de alegría.
Padre e hija
contemplando la escena; ella con un chándal rosa y una cola de caballo, y él
con vaqueros y una camisa de cuadros… uno al lado del otro, cogidos de la mano
y quietos, como ensimismados por el sinuoso baile de los globos al compás del
viento. Ella pensando en cuanto desea abrazar uno de esos corazones rosas y él
preguntándose si su pequeña tendrá un futuro que cumpla con todas sus
expectativas… Esta tarde, veinte años después, ella con vestido y tacones y él
con su camisa de cuadros y alguna cana más que antes, han vuelto a mirar los
globos de colores con los mismos ojos. Alguna arruga adornaba sus miradas, pero
eran brillantes, felices y cargadas de SUEÑOS; exactamente igual que antaño.
Para hacer sonreír
a la niña que hay en mí; esa que adora el rosa, la fantasía y la purpurina, he
preparado unos CUPCAKES ROSAS DE CHOCOLATE Y FRESA. Son un encargo para Inés y Celia, las hijas de un compañero del trabajo, por lo que me he inspirado en mis recueros
infantiles para hacer algo realmente dulce y divertido. Espero que cuando los
pruebe una amplia sonrisa inunde su rostro, la misma sonrisa que aparecía en el
mío cuando abrazaba con fuerza un globo de colores.
Como no podría ser de otra forma, la
base es de bizcocho de chocolate, ya que resulta infalible con los niños y con
los “no tan niños”. A continuación he elaborado una crema de chocolate blanco y
fresa; una de esas combinaciones de sabores que me evocan unicornios de
colores, mariposas con alas brillantes y personajes de Walt Disney.
Tras terminar y
analizar cuidadosamente el resultado, creo que estos cupcakes harán las
delicias de todas las niñas, y tengo la impresión que sus padres tampoco quedarán
decepcionados, ya sea por su sabor o por la mirada golosa que verán en sus
hijas cuando prueben el primer bocado. :)
Solo me queda
desearos buena semana y recordaros que sonreír es gratis. Regalad sonrisas
dulces a todas las personas que os rodean!!
P.D. Este post se
lo dedico a mi padre, que me compraba globos de colores y me animaba a que
persiguiera mis sueños. Gracias por enseñarme que soñar es una condición para
ser feliz… Tu sombra y la mía siempre irán unidas por mucho que se alarguen.
Muy bonito y emocionante. Gracias por esos hermosos recuerdos, tan necesarios como los sueños. Espero que el día que celebremos tu cumpleaños hornees algo especial... si me permites una sugerencia, y ahora que hablamos de evocar momentos hermosos, intenta que tu próxima creación nos recuerde las montañas.
ResponderEliminarMi mejor abrazo.
Que bonito!!
ResponderEliminarAdemas de excelente pastelera... escribe como los ángeles!
Muchas gracias :)
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